< El mundo superior fecunda al inferior>. Zohar
<Dios es el ser eterno, la unidad infinita, el principio radical de todas las cosas. Su esencia es una luz inagotable>. Jean d’Espagnet
Al hablar de Cábala abordamos un tema tan amplio, tan complejo, que sería una ardua tarea intentar escribir un pequeño trabajo que condensase el contenido, además de la inmensa dificultad de dominar sus variaciones solo al alcance de auténticos maestros, tal es el vasto campo de sus ramificaciones.
Más modesto en las pretensiones, el enfoque de este trabajo es informativo, va destinado hacia aquellos neófitos en la materia que, despertada su curiosidad, quieren tener una primera aproximación al tema de una manera comprensible lejos de abstracciones adelantadas.
Intenta una plasmación esquemática del sistema, fácil y asequible, y que debe ser desarrollado con posterioridad por el interesado.
Dios, dicen los cabalistas, se manifiesta a cada uno de acuerdo a su nivel de entendimiento interno. Otros, añadían que la verdad es idéntica para todos, solo varía la forma de comprenderla.
Con estas premisas expondremos algunos principios esenciales que nos ayuden a fijar la idea de este estudio, apoyándonos en la autoridad de algunos maestros para reafirmar nuestras palabras.
Al final, nos referiremos a los Sephiras, grados y trabajos de inicio de forma amplia al considerarlo tema fundamental en el trabajo.
Cábala
El origen de la Cábala es difícil de verificar porque existen varias historias y tradiciones. Desde la influencia de la cultura caldea sobre los hebreos cautivos en Babilonia, hasta la cesión de ella por el arcángel Raziel a Adán y Eva o su derivación de Daniel y Esdras.
Lo único cierto es que integra una teoría de conocimientos de índole oculto tras su apariencia externa, lo que da lugar a una doctrina y multitud de obras en torno a su filosofía y métodos.
Según Papus es el único sistema que merece llamarse Tradición.
Y añade en La Cábala Tradición Secreta de Occidente, remarcando la importancia en el desarrollo de las bases de algunos grupos: “Estos adeptos de la Gnosis, estos Alquimistas, estos discípulos de Jacob Bohem, de Martínez de Pasqualis o de Louis-Claude de Saint-Martin, son no obstante los únicos que nunca han dejado a un lado el estudio de la Kábala…”
Remi Boyer, Comentarios sobre el Ritual Martinista: “…Así mismo la Cábala se impuso como un sistema privilegiado a estudiarse entre los martinistas. No hay incompatibilidad entre el pensamiento saintmartiniano y estos dominios operativos…”, “… “la alta mística bohemiana que reencontramos en SaintMartin, casa perfectamente con la ciencia de Hermes”.
La meta del cabalista es, o debería ser, el conocimiento de algunas de las innumerables facetas del Universo creado por la esencia divina y reveladas al hombre, y su aplicación en el trabajo personal e interno para la reunificación con la esencia divina. El camino de retorno.
El elemento fundamental de la cábala es el alfabeto hebreo.
Se olvida, muy a menudo, añadir la capacidad del hombre para penetrarla con su actitud y modo de vida enseñado por los maestros, me refiero a ello al final de este trabajo, que facilita recibir ese conocimiento que le viene de lo alto, llamado en algunas escuelas Gnosis, en otras luz hermética, Hermes, inspiración divina, el favor de Dios sin él nada es posible como dicen los alquimistas, etc. carente de ello el alfabeto no pasa a ser más que un juego de símbolos sin vida y significado.
"Hay diez Sefiroth surgidos de la nada y veintidós letras que son la Fundación tres son madres, y siete dobles, y 12 sencillas. " Sefer Yetzirah
Este alfabeto, compuesto de 22 letras que en realidad son símbolos, transmiten conocimiento a través de su forma y relaciones, han sido utilizadas como patrones para otras atribuciones con lo cual contienen todo tipo de correspondencias, ideas a diversos niveles que actúan como un inmenso rompecabezas que hay que ordenar en cada caso concreto.
Una letra puede tener un símbolo jeroglífico derivado de su forma, una relación o un valor numérico, una relación cósmica, terrestre, humana, etc…
Eliphas Levy lo definía “como la matemática del pensamiento” lo que nos da una idea del complejo sistema que representa.
Existen, a grandes rasgos y es suficiente para esta aproximación, dos tipos diferenciados, teórico y práctico. Lo que podríamos llamar la Cábala literal teórica, que necesita de un inmenso conocimiento del alfabeto hebreo, de las combinaciones de esas letras a través de sistemas como son Gematria, Notarikon, Temura, etc. La parte práctica, operativa, apenas ha sido revelada en algún texto concreto.
Se debe estudiar con muchísima profundidad la teoría cabalística antes de aventurarse en terreno tan frágil cosa que, en muchos libros hace dudar sobre la validez del sistema en manos no expertas.
Por otro lado, existe una cábala de índole y trabajo interno y místico, teúrgico.
En la cábala llamada mística, igualmente, se utiliza el alfabeto y se relacionan palabras, se estudian sus letras y se trabaja con el poder del símbolo. Ambas tienen un paralelismo en los principios necesarios si bien luego tienden a bifurcarse por caminos diferentes.
Por eso trazaremos una perspectiva de un símbolo clásico de esta filosofía, símbolo que es a la vez doctrina y tema de meditación.
Se pretende que el lector interesado pueda hacerse una idea muy general de qué se trata en una de sus partes más conocida, el árbol sephirotal. Una introducción a un mundo sin fin en sus derivaciones de conocimiento tanto interior como exterior, solo limitadas por la capacidad de comprensión de quien aborda su estudio.
Como entrada diríamos que, este símbolo de la cábala, dispone de varios grafismos pero nosotros seguiremos el esquema clásico.
Manifiesta, en el misterio de sus contenidos, las leyes por las cuales fue creado el mundo que conocemos por la esencia divina en su descenso, y su aplicación, entre muchas otras cosas, al estudio del hombre terrestre.
Doctrinalmente habla del Adam Kadmon (Hombre primordial, imagen del Universo) macrocósmico ya que, como deduciremos en este pequeño trabajo, el hombre es un microcosmos y no en vano recordaremos la Tabla de Hermes:”… lo que está arriba es como lo que está abajo…”.
El árbol cósmico
Imaginemos un árbol frutal. Es un espécimen que tiene sus raíces bajo la tierra que conocemos y, allí fijado, recibe su alimento, tiende sus ramas hacia el cielo donde reciben la energía del Sol, dando lugar a hojas, frutos, etc.
Estos frutos, situados a izquierda y derecha del árbol según lo imaginamos, se comunican internamente de uno a otro a través de los canales por los que circula la savia y que contienen las ramas y el tronco.
Esta imagen es bien conocida. Su crecimiento es siempre hacia el cielo. Arrancado de su tierra madre no podría existir, cortadas sus ramas aislándolas del tronco, tampoco. Es una unidad.
En muchas tradiciones se manifiesta la existencia de un árbol, similar en principios, pero que tiene su raíz en el cielo.
Sus raíces estarían en el incognoscible y profundo mundo celeste desde el que se alimenta y sus ramas evolucionan en dirección descendente hasta tocar la tierra que sería sus frutos. Es el árbol cósmico. Repetiré estas ideas base varias veces a fin de fijarlas en la mente.
En la mitología, hallaremos Asvattha, Yggsdrasil… en cábala el árbol sephirótico demostrando el origen común aunque variable debido a las razas, de unas enseñanzas antiquísimas.
Hablamos de un árbol que se alimenta con sus raíces inmersas en lo desconocido, origen celeste de la creación, del que obtiene algo similar a la savia que le da la vida y que desciende invertido hacia la tierra que es su fruto final y donde aparecen, encerradas en sus frutos, partículas de esa savia celeste.
En el camino del descenso a través del Cosmos otras clases de vida se manifiestan pero solo percibimos su fruto final donde vivimos, la tierra, la materia, el mundo visible. El resto del árbol está oculto a nuestros sentidos físicos. La energía que lo compone, de una altísima vibración que se halla fuera de nuestro alcance, se va densificando a medida de su crecimiento inverso y, solo al final, adquiere la forma que percibimos. Es similar al efecto de una radiación invisible, desconocida, la cual produce una huella en la materia sin que veamos la energía causante ni su origen.
Hechos de esa misma materia final de la que formamos parte, nuestros sentidos no están preparados para percibir la cadena de energía de la que somos el último eslabón y que, sin embargo, es una realidad que se manifiesta a raíz de nuestro poder de introspección, estudio, desarrollo de la conciencia, basado en las leyes naturales que nos crearon y que este árbol sagrado manifiesta.
El Descenso.
Leí, en un libro de cábala, la siguiente anécdota que es la mejor definición del Dios cabalístico que he escuchado.
“Dios, es presión”. Y eso que significa, diréis vosotros?
Imaginad, visualizad, una fuente de varios niveles. De su punto más recóndito que se pierde en el infinito, el cielo más elevado imaginable, emana agua desde lo desconocido que se precipita en cascada por sus diferentes niveles
Al origen de la fuente se le llama Ain Soph Aur (Luz Infinita, llamada a veces fuente divina, que es la idea divina, de la que surge el punto de la creación, estado de no existencia), origen de la idea del árbol, y cuya presión de emanación hace que se ponga en marcha el mecanismo, descienda por diferentes niveles la energía/agua, desbordándose paulatinamente esa idea divina, hasta llegar al último de ellos, la tierra, donde se concreta para los ojos humanos.
Cada nivel es un mundo con sus propias condiciones derivadas de los aspectos particulares del momento. La vida, en cada nivel, depende del consiguiente flujo de energía/agua y de los accidentes que se encuentra en su camino que hacen a cada estrato diferente. Esto nos ayudará a comprender la idea que deseamos transmitir. Ajustad esto a la imagen del árbol con el proceso invertido.
De su raíz, que se hunde en el mundo divino, la savia se dirige hacia las hojas que crecen hacia abajo. Hay quien dice que el agua divina gotea hasta las hojas.
El primer principio a considerar es: “La vida se produce gracias a la constante emanación (presión) por parte de la divinidad, de un principio de creación que, transformándose a través de los planos, se materializa en la tierra.”
Ese camino descendente de la energía, fuente divina o llamada luz primordial, hacia la materia va creando las leyes que conforman el Universo en sus diferentes planos de manifestación. Cada plano, o shepirot, es un mundo que contiene su propia vida y seres, donde todo es energía y como tal están sujetos a ellas.
Es el camino que habla del descenso de la luz divina desde el inimaginable vacío que no es tal pues contiene la inmanencia divina, hasta encerrar una parte de sí misma, una chispa de esa luz, en la materia, donde reside.
Saint-Martin, dice: “A medida que descienden… se condensan para adaptarse a nuestra naturaleza”.
Este principio o camino, esta ley, es el que pretende reflejar el árbol sephirotal, de inicio.
El descenso de lo ignoto a través de los diferentes estados hasta la tierra, se manifiesta en muchas tradiciones.
En la cristiana, por ejemplo, observamos el principio que hemos indicado. El descenso celeste que se manifiesta en una fuente que acaba regando la tierra.
Y qué decir de ese antiguo libro de simbología egipcia donde la fuente desciende entre dos columnas, aportando un gran parecido al trazado del árbol de sephirots, como veremos en el gráfico esquema de base.
Añadiremos unas citas de maestros que confirman la teoría de lo expuesto sobre el descenso de la divinidad hasta concretarse en el mundo material.
Schwaller de Lubicz: “… la materia es espíritu encerrado por el poder de la contracción que preside la densidad".
Saint-Martin apunta: “ Yo admiraba como esa fuente universal anima todos los seres y distribuye a cada uno de ellos el inefable fuego…”
Levy, aconsejaba al estudioso: "Sin la fe, la ciencia desemboca en la duda; sin la ciencia, la fe puede llevarnos a la superstición. La reunión de ambas produce la certeza…”
El árbol
Después de asentar el principio anterior, vamos a desarrollar un poco la figura del árbol sephirotal sin perder de vista el aspecto introductorio del trabajo ya que las implicaciones del simbolismo son profundísimas.
Podemos dividir el árbol, para el estudio, en 4 zonas.
- Los 10 sephirots.
- Las columnas.
- Y los 32 senderos.
- Los diferentes planos que conforman los mundos
Dios es la fuente y creador del Universo. Pero Dios es una idea completamente inaccesible para el hombre, hay algunos cabalistas que dicen que presuponer una relación directa entre Dios y el hombre es una profanación,
La forma de relación se manifiesta a través de estos sephiras o árbol que son el medio por el cual su voluntad se hace visible a la naturaleza.
Los 10 sephirots
Como vemos en la imagen se compone de una jerarquía de 10 pasos o niveles, llamador sephiras o sephirots, donde la energía descendente, se mueve hacia la materia.
Hay varias representaciones del árbol, por ejemplo, una en que Kether, número 1, es la más externa de las 10 circunferencias o sephiras y, la tierra, número 10, el centro. Luego aquí el movimiento es hacia el interior. Tengamos esto claro. Nosotros abordamos el esquema clásico de árbol y por ello hablamos de descenso.
Son las ideas madres de la futura creación. Son el origen de todas las cosas, arquetipos espirituales que contienen las ideas de lo que será la creación final que se concreta en la tierra.
El descenso comenzaría en la zona cero, el océano de Luz Negativa como es llamado, mas propiamente Ain, Ain Soph, Ain Soph Aur, el origen de la luz o presión a que nos hemos referido, los velos de lo inmanifestado, anterior al primer sephira Kether, y se sucede el descenso en orden numérico: 1, 2, 3, 4, 5 …. Llamado el sendero de la serpiente.
El uno es el principio de manifestación del árbol, el plano más absoluto de la divinidad y las palabras no pueden expresar la esencia de lo que encierra. Es tan inaccesible como el mismo Dios. Es el shepira más importante pues de él emanan los otros nueve. Hay quien le llama el Gran Rostro, esconde la faz de Dios, mientras que los otros 9 sephiras serían el Pequeño Rostro que se vuelve hacia la creación.
Es importante entender la idea de que el Gran Rostro solo manifiesta una parte hacia la creación, la otra, la esencia de Dios, está completamente escondida y es inalcanzable para nosotros. Volviendo a una de las ideas que deseo transmitir en este trabajo, percibimos la luz por sus efectos, pero la luz REAL no podemos verla. Luego quien presupone contactar con Dios en su origen, se equivoca, volveremos a ello al hablar de los diferentes árboles. Las imágenes que se otorgan al sephira Kether en el simbolismo, el número uno, es la cara de un Rey visto de perfil. Solo se ve un lado, el otro es invisible para nosotros.
De ahí el comentario anterior ya expresado“…hay algunos cabalistas que dicen que presuponer una relación directa entre Dios y el hombre es una profanación”. El 10 es el final del descenso, la tierra, donde la “luz” se ha materializado y condensado en una ínfima partícula escondida en la materia.
El esquema del árbol es la consecuencia de todo el recorrido de la luz divina a través de los diferentes planos que conforman el espectro de vida del que percibimos solo una parte ínfima. El 1 sería la idea… el 10 la plasmación material de ella.
El segundo principio a considerar es, ley de las analogías: Si la tierra tiene condensada una parte de la “luz”, oculta en el interior de los seres o materia, nosotros, como seres de la tierra compuestos por sus elementos, debemos contener también esa “luz”, la chispa divina.
Sería imposible la reintegración en la esencia divina, búsqueda del camino y meta final del auténtico buscador, sin este importantísimo punto. Decía Levy que el milagro es imposible si contradice las leyes naturales. Es por ello, que no podríamos pensar en llegar a despertar la chispa divina en nosotros si esta no existiese antes.
Los sephirots no están en un lugar determinado, en una ubicación física como una montaña, estos sephirots o niveles son estados de conciencia o existencia, fases de la evolución, planos energéticos, etc. Son una forma mental proyectada a través de la creación por la divinidad.
Estos estados de conciencia o fases se hallan en el mismo espacio/tiempo, ocurren simultáneamente en el lugar donde vivimos y, la diferencia, está en la capacidad de cada uno de nosotros de saber acceder a ellos, de percibirlos, de trabajar con sus potencias, a la manera que un simple cable recoge multitud de ondas de radio y, una antena sintonizada, es capaz de percibir y discriminar solo una pequeñísima parte del espectro energético.
Es importante subrayar que, observando el gráfico del árbol, tendríamos la tentación de considerar que cada sephira es una unidad separada del otro. En realidad todos los sephiras están contenidos uno dentro de otro en su raíz el número uno, llamado Kether. Como una cebolla contiene capas que encierran el centro. Volvamos al ejemplo del árbol sephirótico que condensa hacia dentro. Como las famosas muñecas rusas.
Así la emanación única de los sephirots desciende por los mundos inferiores manifestando la multiplicidad de la creación, pero en esencia todo está contenido en todo.
Tampoco debemos creer que la creación solo tenga 10 aspectos. Los rayos divinos son infinitos, en el momento de la primera diferenciación, la cifra 10 es solo una representación relativa y simbólica de principios y arquetipos que contienen esa cantidad inimaginada de rayos. Como el “arquetipo” vegetal, representaría las millones de especies que incluye. Un solo símbolo que contiene millones de vidas.
Volviendo al ejemplo del descendimiento o emanación de la fuente primordial, son niveles que se saturan y desbordan creando el siguiente, que estaba contenido en potencia en el anterior, y todo ello refleja diferentes fases de la manifestación divina.
La Luz primordial todo lo contiene y es un engaño observar y juzgar las formas en apariencia distintas ya que Dios no es dual y esa diversidad existe solo a la vista humana recreando una separación ilusoria.
El 1, Kether, hemos dicho, contiene los otros nueve, el 2 los otros ocho, el 3 los otros siete… pero cada uno de ellos manifiesta solo sus cualidades intrínsecas a su posición, estando las otras cualidades de los sephirots que contiene latentes. Como un gas que se mantiene como tal hasta que se condensa y se hace visible.
Hasta ahora estamos utilizando números. Ya es hora de ir complicando un poco el esquema y de llamar a cada punto por su nombre real.
1 KETHER
2 CHOKMAH
3 BINAH
4 CHESED
5 GEBURA
6 TIPHERET
7 NETZAH
8 HOD
9 YESOD
10 MALKUTH
Las columnas
Si hablamos de un tipo de energía, es evidente que en una creación bipolar como la nuestra, (claro- oscuro, positivo- negativo, luz- sombra) ésta energía se polariza en algún momento. En el número 1, Kether, es equilibrada, a partir de Chokmah se torna + o Activo y en Binah toma la forma – o Pasivo.
En realidad, Kether, que todo lo contiene en potencia, refleja su Pensamiento en Chokmah, se “ve” en este sephira, la Sabiduría, llamado el Padre, pero todavía en este sephira su contenido es algo que no puede ser comprendido. El pensamiento Divino está fuera de nuestra capacidad de comprensión aunque este reflejo de Kether en Chokmah ya habla de un grado Activo de “manifestación”, llamada así para comprender el principio a que nos referimos.
Este pensamiento se contempla en Binah, Inteligencia Divina, la Gran Madre, Pasivo, son algunos de sus nombres y cualidades. Como recibe el reflejo del pensamiento divino, que contiene toda la creación, produce la primera diferenciación primaria de las miríadas de rayos que la conformarán.
No significa que ya sean energías diferentes transformadas como podríamos interpretar desde nuestra posición humana. La luz es siempre ÚNICA. La primera tríada es una sola porque es la representación de la divinidad en los 3 principios básicos, inseparables.
Tercer principio a considera: “La Luz es única, sus manifestaciones múltiples.”
La creación, que tiene por fin Malkuth, la tierra material, estará formada a partir de esta tríada por los 7 sephirots restantes llamados de Creación.
Este paso del equilibrio a un activo y un pasivo entre Chokmah y Binah, da lugar a las dos columnas, una a la derecha o positiva y otra a la izquierda o negativa. La central es el equilibrio. Ver esquema en el apartado los 10 sephirots.
Las columnas reciben el nombre, la negativa o la izquierda Severidad, Rigor (negro, lado Norte, Femenino, Forma) y la de la derecha, Misericordia (Blanco, lado Sur, Masculino, Fuerza). Estos nombres y atribuciones también nos dicen algo de la cualidad que poseen y qué significan.
Se nos enseña que toda la creación se rige por estos dos principios que se ponen en movimiento fecundados por la presencia divina que todo contiene, y que poco tiene que ver con lo que nosotros conocemos por ese nombre, siendo éstos unos simples aspectos físicos de las potencias divinas que los generan.
Así la energía al descender, juega constantemente moviéndose entre los 10 sephiras, Activos, Pasivos, equilibrados, y es este movimiento de constante desequilibrio, este juego divino de energías en descenso, el que crea la vida y refleja sus diversas cualidades en las columnas del árbol. Es el sendero de la serpiente o del rayo
.
32 Senderos
El desarrollo gráfico del árbol no está completo con los 10 sephirots indicados.
Al igual que los frutos del árbol se interconectan a través de las ramas del árbol, del tronco, estos sephirots se interconectan entre ellos originando lo que se conoce como senderos, en un número de 22, que, junto a los sephirots, forman los llamados 32 senderos del árbol.
Estos senderos son fundamentales a la hora del trabajo con el árbol y representan las interacciones en él mismo. Caminos de las energías y especialmente de la presencia divina que existe en todo lo creado y por analogía en todos los sephiras. La energía desciende por dichos senderos manifestando sus cualidades en los simbolismos que se les atribuyen, de la misma forma que el cuerpo, sin las venas, no podría ser un elemento vivo.
Los 32 senderos, como es evidente, se descomponen en 22 + 10. En el árbol, a veces, suele añadirse, como en el gráfico, un sephira 11 llamado Daath, el sephira oculto. Pero no es el momento de hablar de ello ya que inclusive Sepher Yetzirah habla de diez y no once. Desde su punto de vista los 10 sephiras son como estaciones de parada donde se llega y te conducen los caminos.
Como dijimos todo está en todo y cada sephira contiene algo del anterior de donde procede y al mismo tiempo de los posteriores a su emanación. En los sephiras se hallan igualmente estas influencias de los diferentes caminos que confluyen en un punto dado.
Aquí las analogías, base de estudio de muchos maestros herméticos, se disparan… y solo se detienen dependiendo del propio desarrollo y conocimiento interno.
Pero como este trabajo solo pretender ser una introducción sin aletargadores explicaciones que solo deben llegar tras una base muy firme, es suficiente.
Parecería que esta advertencia es superflua, pero los senderos contienen simbolismos muy potentes que afectan a quien osa hollar sus caminos, y no siempre de forma positiva. Hace falta una base de conocimiento muy profunda y cualidades desarrolladas para iniciar cualquier aventura hermética y que no represente un peligro para el equilibrio del intrépido caminante.
“Los 32 Senderos de la Sabiduría son los caminos luminosos por los cuales los santos hombres de Dios pueden, después de haberlos recorrido mucho, llegar a una amplia experiencia de las cosas divinas y una larga meditación sobre ellas, y por estos medios, acceder a los centros ocultos”, decía Papus.
Podemos indicar que este esquema del universo creado es una estructura de energías, como una red eléctrica con múltiples derivaciones, constantemente alimentadas por la fuente original primaria, y cuya formas solo pueden conocerse, además de intelectualmente, por el trabajo interno. “Hombre, conócete a ti mismo” .
Los planos de creación.
Siguiendo con la división básica del árbol, antes de un pequeño apunte sobre un simbolismo más complejo, diremos que en todas las tradiciones se habla de que, el hombre, no es solo cuerpo físico. Al contrario, existen una serie de campos sutiles, que se compenetran con el físico, y cada una de ellas los clasifica de forma y número diferente de acuerdo a su doctrina.
Siendo el árbol sephirotal un esquema de la creación divina, debe contener igualmente referencia a esos planos dentro de su propia estructura doctrinal.
Es así pues contiene, en principio, cuatro mundos o divisiones. Existen varias versiones de esta clasificación, según escuela, especialmente al definir el mundo arquetípico y el de creación que incluyen o no los sephiras 2 y 3. Pero como esto no nos afecta de momento, tomemos una de ellas de una conocida escuela hermética.
ATZILUTH Mundo arquetípico, sephira 1, 2 y 3.
Arquetipo y creador de todas las formas. Es la representación de Dios en todos sus aspectos sin contacto con el mundo inferior por su carácter divino e inaccesible al ser humano.
BRIAH Mundo creativo 4, 5 y 6
Engendra y crea. Aquí la idea divina es movida por una voluntad de ser y le da una primera forma entendiendo como forma una sutil vibración inmaterial. Mundo Arcangélico.
YETZIRAH Formativo 7, 8 y 9
Las formas de Briah, inteligentes e inmateriales, son aquí fuerzas que cumplen la voluntad divina y pueden tomar una forma perceptible a determinadas experiencia místicas o mágicas, cuando aparecen en este plano. Mundo Angélico.
Es inmediato al terrestre y contiene el astral con sus múltiples gradaciones. Es su parte superior es el Alma del Mundo, en la inferior, la parte más grosera de ese astral. En este mundo entramos en estados de éxtasis o experiencias buscadas.
ASSIAH La tierra, llamada el Reino y que encierra la semilla divina, sephira 10.
Es el mundo de la acción que recoge las fuerzas que emanan de los otros tres mundos y se concretan en él. Somos incapaces de distinguir la “realidad” de las cosas pues es el mundo de la ilusión, el Maya hindú, donde la materia juega a ser real para los que no saben. Esta materia es el resultado, como se ha dicho, de la densificación de los 4 mundos y los 10 sephirots en un proceso simultáneo.
En este mundo la Luz divina se manifiesta a través de centros densos como las constelaciones, los planetas y los elementos. Es el único detectable por los sentidos.
Insistimos, para la correcta comprensión, que los sephirots se producen por “desbordamiento” y cada uno de ellos contiene la semilla del siguiente, que a su vez contiene la influencia del progenitor, estando todos contenidos en Kether de donde proceden y obteniendo como resultado el Malkuth de la creación, la tierra o mundo físico que, de forma inversa a Kether, contiene igualmente la concreción de todos los sephiras. A su vez estos cuatro mundos nos llevan a la división cuaternaria en base al nombre sagrado y a la vez secreto de Jehova, de 4 letras. Aquí debemos hacer ya una incursión más profunda de simbolismo aunque apenas pasaremos por encima dada la simplicidad de lo que deseamos mostrar, pero no podemos obviarla ya que es la raíz de los 4 elementos.
ATZILUTH
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Corresponde a
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י
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Fuego
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BRIAH
|
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ח
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Agua
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YETZIRAH
|
|
ו
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Aire
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ASSIAH
|
|
ח
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Tierra
|
Esta clasificación nos llevaría muy lejos, cuádruple clasificación del Zodíaco, puntos cardinales, elementos, los 4 nombres de los sephiras, etc.
Además de estos 4 mundos, el principio creador se exterioriza en tres planos, llamados “del alma”, que son omnipresentes, manifestándose en todas las formas en las estructuras del Universo, esto es, en los cuatro mundos cabalísticos.
NESCHAMAH, plano superior de manifestación del aspecto Divino. Aspiraciones del alma. Corresponde a los 3 supremos.
El espíritu; incluye aquellas inteligencias tan próximas a Dios, que son capaces de hundirse libremente y por entero en esos planos.
RUACH, plano del alma, del soplo Divino. Poderes mentales y de razonamiento, lo intermediario, las jerarquías de los seres invisibles Chesed a Hod.
NEPHESH, plano inferior, del alma instintiva, instintos animales, plano físico revelado. Yesod y Malkuth.
Igualmente, el hombre se manifiesta en el esquema universal bajo estos tres aspectos, en Nesachmah actúa su Centella Divina, en Ruach su alma y voluntad y en Nephesh, sus instintos y emociones.
Descripción principios
Como el árbol es de un alto contenido a nivel de simbología en varios órdenes muy potente, vamos a intentar aproximarnos en esta introducción y a definir, de forma sencilla y no compleja, para cada sephira, alguna de sus asignaciones cuyo significado, que debería ser meditado en su contenido una vez memorizada la estructura del árbol, nos hablan de cuál es el papel de dicho sephira en su esquema.
SEPHIRA
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IMAGEN
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EXPERIENCIA
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Kether - La Corona
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Un Rey barbudo de perfil
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Unión con Dios. Ego divino
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Chokmah - Sabiduría
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Figura masculina barbuda
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Visión de Dios cara a cara. Padre.
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Binah - Entendimiento
|
Una mujer madura
|
Visión del dolor, diferenciación. Madre. Mente divina
|
Chesed - Misericordia
|
Un rey entronizado
|
Visión de amor. Memoria
|
Geburah – Fuerza, Severidad
|
Un guerrero en su carroza
|
Visión de poder. Voluntad
|
Tipheret – La belleza
|
Rey, Dios sacrificado, niño
|
Crucifixión, el Cristo. El ego de la humanidad.
|
Netzah - Vitoria
|
Una mujer desnuda
|
Belleza triunfante, naturaleza del deseo
|
Hod- Gloria
|
Hermafrodita
|
Visión del esplendor. Intelecto.
|
Iesod – El Fundamento
|
Hombre desnudo muy fuerte
|
Visión del mecanismo del mundo. Alma vital,
|
Malkuth – El Reino
|
Joven mujer entronizada y coronada
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Visión Santo Angel Guardián. Cuerpo.
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Las imágenes
Las imágenes que se relacionan con cada uno de los sephirots no son gratuitas.
Cada uno de ellas tiene un contenido destinado a despertar reacciones en nuestro interior al ser creadas en nuestra imaginación, con el trabajo, de forma adecuada. Es una enseñanza muda solamente al exterior, siendo un lenguaje riquísimo en nuestro interior conveniente tratada.
Cualquier ritual iniciático, maneja el lenguaje del símbolo que solo es comprendido en su totalidad por el iniciador, auténtico, que transmite y cuyo significado debe ser descubierto por el sujeto iniciado o ésta ceremonia no tiene valor.
La imagen es la percepción de un simbolismo que habla a los sentidos, dicen los maestros.
Sagi Nahor, Sophia de Deseo: " ... este aprendizaje del símbolo y el desarrollo del pensamiento simbólico son la característica de las Sociedades llamadas iniciáticas..."
El árbol sephirotal cabalístico, entre otras cosas, es un trabajo mental de desarrollo y evolución a través de simbolismos y como tal debería ser contemplado.
El árbol y el hombre
Habremos entendido que el adquirir conocimiento en los diferentes sephirots y la simbología implícita, con el trabajo correcto, nos permite acceder a mundos cada vez más tenues y en ello nos basamos para esta explicación.
Clasificando por tríadas.
Hay que advertir que las tríadas, como sephirots, se interpenetran entre ellas y, por lo tanto, no son fijas en el sentido estricto de la palabra.
Cuerpo físico, Malkuth
El mundo material como lo conocemos.
Triada Personalidad, Alma Grupal, plano mental inferior
En esta tríada se manifiesta la inmensa mayoría de la humanidad en una eterna lucha de mental y emociones regida por los instintos de toda índole. Sus gradaciones de nivel, dentro del mismo campo, son inmensas desde el más puro instinto animal hasta mentales evolucionados por la estética o los estudios.
Yesod emociones básicas, psiquismo, sueños, recuerdos
Hod y Netzah niveles mentales, cuerpo mental
Hod inteligencia concreta
Netzah inteligencia nivel superior, abstracto, genialidad artista, deseos
La importancia de esta tríada estriba en que es la base de toda nuestra vida y nuestra estructura interna, donde se soporta. Recordad como hemos llamado a Yesod el Fundamento.
Solo al comenzar a percibir los destellos de Tipharet comenzamos a surgir de ella. Esto no es nada fácil porque en cábala hay una división a esta altura llamada el Velo de No Pasa, el Velo del Templo que se rasgó. Y este nombre encierra un inmenso misterio de realización.
Triada Espiritualidad, Nivel Espiritual. Plano mental superior
En esta tríada se mueven los poquísimos elementos que han accedido, de verdad, al mundo Espiritual superando el nivel Crístico. Ver comentario más adelante sobre las iniciaciones en los grados del árbol.
Tipharet, Geburah, Chesed
Más allá de esta tríada accedemos al plano divino y nada tiene que ver con este trabajo. Esa tríada representa la divinidad y, atribuírsela en algún aspecto, es pretender ser ese Dios Creador.
Diferentes árboles sephirotales
Aquí rozaremos un tema importantísimo. La existencia de varios árboles dentro del mismo árbol absoluto.
Dicen los maestros que tiene la misma importancia el trabajo práctico que la enseñanza de la filosofía y leyes que lo respaldan. Difícilmente se puede comprender qué hacemos si no hemos asentado en nuestro interior las bases de la enseñanza y, en ese caso, evidentemente, no funciona.
Podríamos referirnos a un árbol dentro de cada mundo en la división cuaternaria indicada, un árbol dentro de cada sephira, los 7 cielos, etc. tal es la variedad dentro de la unidad sin entrar en las versiones modernas del simbolismo que enlazan con la psicología y aplican un árbol para cada faceta de la existencia complicando el tema hasta el infinito.
Concretando en una de sus manifestaciones diversas, aplicación a cada mundo referido en la división cuaternaria, Atziluth, contiene a su vez su propio Atziluth, Briah, Yetzirah y Asiah que conforman su propio árbol dentro de este mundo.
Esta situación se repite en el resto de los planos y cada árbol se concatena con el inferior siendo, en realidad, varios árboles enlazados que corresponden a diferentes planos en la escalera de la vida ya que esta contiene miríadas de rayos diversos que la componen.
Imaginemos una luz que, llegada a la tierra, descomponemos en un prisma y tiene 10 rayos o colores que serían los 10 sephiras del árbol de Assiah
Ahora imaginemos en Yetzirah, por donde la luz ha pasado en su descenso, otro prisma que descompone la luz en otros 10 colores que serán sus propios sephiras, y que son distintos en vibración de los hallados en Assiah.
A su vez, Kether de Assiah es Malkuth de Yetzirah. Queremos indicar, que el sephira1 del árbol de Assiah, su Kether, es en realidad el sephira 10 del árbol de Yetzirah, su Malkuth.
Esto igual para los 4 mundos formando los 4 árboles concatenados.
En los libros de cábala, generalmente, se habla del árbol sephirotal y en muchos de ellos se llega a la conclusión, por el neófito, de que solo existe uno de ellos. Esto ocasiona errores de interpretación.
La conclusión de los expuesto de los 4 árboles, uno por mundo, es que si hablamos de Iesod en Asiah, Yetzirah, Briah o Atzilut, la capacidad de acceso a cada uno de ellos está limitada a la propia estructura y desarrollo del hombre tal y como lo conocemos, aunque estén interconectados los mismos sephiras en la escala cósmica ya que varían en frecuencia de vibración.
Un hombre normal no puede acceder ni entender la tríada divina en Yetzirah , por ejemplo, como no puede ver la luz ultravioleta. Todo lo más percibir algo de su influencia transformada en el plano de Asiah del que es parte pues todo lo percibe bajo los velos de Malkuth.
Si nos referimos al Tipheret de Malkuth, muy diferente del Tipharet de Yetzirah, con significados que solo se parecen por analogía en las manifestaciones de la materia, que todo lo contiene, pero esto no hace accesible al hombre normal otros planos más sutiles como el anterior si no es con un trabajo concreto, duro e inteligente de acuerdo a las reglas herméticas. En la forma que vemos los colores pero no podemos percibir las ondas de luz que los producen.
Por eso es importante saber qué sistema se utiliza y donde estamos.
Todo ello conlleva al error antes citado atribuyéndose lo que no es, pues cuando creemos estar subiendo en el árbol a través de los planos, interpretando la existencia de un solo árbol, y pensamos estar en Thiparet, del plano Yetzirático, porque así nos lo han dicho, o hemos deducido nosotros en algún sistema mal explicado, en realidad no hemos salido de Malkuth y el árbol de Asiah.
Lo que confundimos con planos superiores en realidad no es más que el ascenso psicológico en el mundo inferior a los llamados “vestíbulos menores” a los que siguen los “vestíbulos mayores” o 7 cielos, inaccesibles sin haber superado la primera fase.
Abundando en el tema de los diferentes mundos, a fin de que sea bien comprendido dentro de la medida de lo posible, añado unos claros comentarios cabalísticos de los maestros.
Rabí Simeón: “Siete palacios guardan, en lo alto, el misterio de la Fe. Existen en la misma forma siete palacios abajo que corresponden a los de lo alto. De estos últimos, sólo seis son accesibles al entendimiento humano. “
En las enmiendas al Zohar se explica que los dos primeros mundos están colmados por la luz santa del Dios Vivo, mientras que los dos inferiores no reciben sino una luz rebajada.
Esto se produce porque la luz santa sería insoportable a los mundos de abajo, a las almas y a los ángeles.
Y Gareth Knight, de forma contundente: “…el número de modos en que puede aplicarse el Árbol, es casi infinito, y podría decirse que, hablando cósmicamente, el Árbol de la Vida completo que usamos como sistema de desarrollo místico no es sino el Malkuth de un Árbol Cósmico.”
El Templo y el árbol
Si analizáis el trazado del árbol que, como hemos dicho, es una representación de la bajada de la “luz” divina y los diversos pasos en la manifestación del Universo, lo asemejaremos a un plano de construcción que encierra un simbolismo poderoso.
Comprobaréis que en los trazados de los templos se respeta la orientación en los 4 signos cardinales así como muchos de ellos poseen una bóveda reflejo de la celeste, primera opción que nos demuestra que están construidos para intentar conseguir un espacio sagrado que esté en resonancia con las influencias naturales.
El Templo pretende representar el Cosmos y por ello es natural que su trazado refleje el árbol sephirotal que representa ese Cosmos y sus principios.
Es por este motivo que, si acudimos a las enseñanzas de diversas órdenes esotéricas, comprobaremos que el esquema de sus lugares de trabajo se ajusta a este esquema sephirotal o a una parte de él.
Lo que se pretende con ello es que la forma del árbol, poderosa como hemos dicho, sirva de receptáculo para sus rituales y para ello se adopta el templo de trabajo de acorde a su trazado y simbolismo.
Al igual que el templo cristiano en forma de cruz, creuset para los alquimistas, con el ábside forma la cruz ansada que Fulcanelli definía como la Vida Universal “oculta” en todas las cosas.
Orientado a los 4 puntos cardinales para seguir de una forma “muy” determinada los movimientos del Sol, el templo esotérico del árbol sirve entre otras cosas para, en sus diversos sephiras, instaurar los grados de poder que se clasifican de acuerdo a los 10 sephiras, comenzando por el 10 o Malkuth, punto más bajo y manifestación terrestre del árbol.
Generalizando, porque según las órdenes han variado algo el esquema, los dirigentes ocupan las posiciones superiores y los neófitos la más baja en el esquema del árbol. Volveré sobre este importantísimo punto.
Siguiendo con el templo, siguiendo con la generalización, en un ritual, por ejemplo, observaremos una cabecera donde se sitúa el dirigente, Oriente, unos laterales donde están los hermanos, Norte y Sur, una puesta de entrada situada al Occidente y un punto marcado por el altar o centro similar de trabajo.
El Occidente es la entrada Malkuth (por donde entra un hombre que está caído en las tinieblas exteriores, ha perdido totalmente la visión de las cosas verdaderas) para que entre caminando hacia la luz.
El punto superior Tipharet en unos rituales primarios, el Sol, el Cristo en el simbolismo, es la meta primera de realización. Y el punto medio Iesod, el plano Astral o mundo donde las formas se crean por diversos medios, por ejemplo rituales bien elaborados y con el conocimiento hermético suficiente para activarlos. Eso encierra otro principio cuyo desarrollo no pertenece a este trabajo.
Sin olvidar lo apuntado anteriormente: el Árbol de la Vida completo que usamos como sistema de desarrollo místico no es sino el Malkuth de un Árbol Cósmico.
El templo masónico como copia del Cosmos igualmente se alimenta del árbol sephirotal, aunque parece que este conocimiento se ha diluido en buena parte y ha sido modificado en algunos aspectos por los diferentes grupos. Basta consultar la relación de cargos y sephiras dada por Joules Boucher en sus libros.
KETHER LA CORONA Venerable
| BINAH INTELIGENCIA Secretario
| CHOCHMAH SABIDURIA Orador
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GEBURAH RIGOR Tesorero
| CHESED GRACIA Hospitalario | TIPHERETH BELLEZA Maestro de Ceremonias
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HOD VICTORIA 1º o 2º Vigilante
| NETZAH GLORIA 1º o 2º Vigilante
| IESOD FUNDAMENTO Experto
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Y añade: “Los comentarios de Ragón, al igual, que el de muchos autores masónico muestran que, en su espíritu, el simbolismo de los tres Pilares era idéntico al de las dos Columnas, a las cuales ellos aplican también los epítetos de Sabiduría y de Fuerza”.
Estas columnas son, evidentemente, Jakin y Boaz que corresponden a las dos columnas del árbol Sephirotal.